Vivimos en un mundo lleno de comodidades, prisas, competencia y consumismo. Donde la sensibilidad se confunde con debilidad, donde la espiritualidad parece cosa de locos.
Hemos olvidado lo que somos como humamos.
Hemos olvidado el significado de la empatía, el respeto, compartir, coexistir.
No hemos entendido la existencia de nuestros hermanos los animales, las plantas, y los árboles.
Hemos dejado de sentir el latido de la madre Tierra, sus mensajes, su abrazo.
Nada tiene que ver el paisaje que hoy vemos en las ciudades con el que un día cuidaron nuestros antepasados.
¿ En que momento nos volvimos indiferentes al dolor? Hemos desconectado de quienes éramos, de donde venimos.
El ser humano, no necesita la salvación de un Dios, quizá la salvación esta en observar y entender.
La Tierra, no nos necesita, ella sabe regenerarse, somos nosotros quien la necesita a ella. Sus árboles son nuestros pulmones, su tierra nuestro sustento, su agua calma nuestra sed y el aire es la melodía de la vida.
Es momento de recordar, que somos naturaleza.
Enseñanza
Vivimos en un mundo que a menudo parece enfocado en la búsqueda constante de comodidades y éxito material, lo que puede hacernos olvidar nuestra conexión con la naturaleza y con otros seres vivos en el planeta.
El dolor y sufrimiento de otros seres vivos debe ser motivo de preocupación y acción, ya que somos parte de una red de vida interconectada en la que cada ser vivo tiene un papel fundamental. Es importante recordar nuestra conexión con la naturaleza y tomar acciones para cuidar y proteger nuestro hogar común.
